Covadonga no sé si será un lugar de misterio o no, tal vez sí, yo cuento simplemente lo que me ocurrió. Tal vez fue sugestión por la belleza del paisaje, o no sé, el caso es que me ocurrió lo siguiente: durante toda la visita a Covadonga todo fue de maravillas, todo muy bonito y espectacular. Pero cuando subimos a la gruta, sin saber por qué empecé a sentirme rara y rompí a llorar, pero no era pena, ni alegría, simplemente me sentía "rara" y lloraba. Nunca me había pasado algo así, la verdad. También nos ocurrió algo muy raro con un perro. Estábamos mi prima y yo abajo, en la tienda de souvenirs que hay antes de llegar a Covadonga y por la carretera vimos un perro blanco de raza Labrador, nos acercamos a él, lo acariciamos y siguió su camino. Nosotras cojimos el coche y nos dirigimos a Covadonga, aparcamos debajo de la Basílica. Nada más bajar del coche, camino hacia la Basísila nos volvimos a encontrar el mismo perro. Nos quedamos a cuadros!!! Puede ser que alguien lo subiera en coche, pero no sé, nos pareció rarísimo que el perro subiera tan deprisa.

Yo entiendo que Covadonga es uno de esos sitios que debe tener un cierto halo de energía. No en vano es un sitio histórico en el que fueron dejadas muchas emociones, y por otro lado el peregrinar de la tantísima gente, impregnando el lugar con sus energías, deseos y sentimientos...