GRUPO DE INVESTIGACIÓN PARANORMAL GUVAIP


   
 
  Misterios de la Iglesia


 En esta sección intentaremos exponer todos los fenómenos paranormales que se dan en torno a la religión y al misticismo, como la posesión demoniaca, los estigmas, apariciones marianas, licuefacción de la sangre, éxtasis, levitación, bilocación, irradicación, curaciones milagrosas... y todos aquellos que se nos puedan ocurrir a todos.





 

 
Permítannos inaugurar esta sección con unas pequeñas pinceladas sobre uno de los temas más controvertidos de la fenomenología paranormal, la posesión demoniaca, en donde se ponen de manifiesto multitud de fenómenos de índole paranormal,  si bien se desconoce su origen por completo.
 
 
¿Qué es la posesión demoniaca?

La posesión podría definirse como el fenómeno por el que una persona, en ciertos momentos, parece asumir una personalidad distinta a la suya, que puede a llegar a controlar todos sus movimientos.
 
Según la iglesia, la posesión, sería la apropiación por parte de un
 
demonio del cuerpo de una persona, no quedando el alma de esta persona afectada. Y no siendo responsable de manera alguna de las acciones, por terribles que sean de las acciones de la mencionada entidad.
 
Normalmente en los casos de posesión, se suceden multitud de fenómenos paranormales alrededor, siendo los más usuales fenómenos de tipo poltergeist, sansonismo (fuerza muy superior a la que corresponde a la persona), xenoglosia (habla de lenguas desconocidas), levitación, dermografías (grafismos en la piel de la persona), transfiguración (fenómeno por el que la persona  modifica sus rasgos faciales y corporales), cambios en la voz, telepatía, contorsión de los miembros del cuerpo, clarividencia, etc…



Primera parte de un documental de Goya producciones sobre la posesión demoniaca



 

Pero, ¿cuál es la causa que origina este fenómeno?

Lo primero ante una persona que pudiera estar poseída sería descartar en todo momento que se pueda dar una enfermedad de tipo paranoico y esquizoide, u otra de índole mental en la persona, cosa que se da en la mayoría de los casos en las que una persona dice padecer este fenómeno.

En muchos de estos casos el fenómeno se produce después de la realización de actividades tales como misas negras, pactos con el
 
demonio, objetos ritualizados, prácticas esotéricas, e incluso prácticas de tipo espírita como el mal llamado juego de la ouija, por lo que puede darse por sugestión de la persona, o como manifiesta la Iglesia, que una entidad preternatural, es decir, que una  entidad demoniaca sea  la causa del fenómeno de la posesión.

Las posesiones suceden en todas las religiones y culturas, por lo que no es un fenómeno exclusivo de la Iglesia Católica. Hay que decir que se trata de un fenómeno muy poco frecuente, habiéndose dado como válidos por la Iglesia muy pocos casos.
 
Dentro de la influencia de una entidad demoniaca se puede dar  la
 
infestación local en donde un demonio o varios ejerce directamente sobre la naturaleza vegetal y animal sobre un objeto inanimado (a veces se da cuando el objeto ha sido ritualizado).  La infestación personal externa o interna, es en donde un demonio ejerce cierta influencia sobre una persona, en donde la persona se puede ver invadida por ideas que no logra desechar, ira, desesperación extrema, antipatías, apariciones monstruosas o seductoras , sentir olores nauseabundos (clariesencia), contenidos obscenos, aversión a lo sagrado, golpes estridentes…

Dentro de la posesión demoniaca nos podemos encontrar con la posesión mitigada, quedando la persona con la suficiente lucidez para ser consciente, aunque sea impotente para reaccionar. 
 
 
La posesión sólo se puede diagnosticar individualmente, caso por caso, desechando como ya vimos una explicación médica.
En la posesión se dará la presencia de un demonio que intenta demostrar que tiene más poder del que realmente posee.
Puede ocurrir que un mismo demonio ejerza una influencia sobre varias
 
personas, o que varios demonios posean el cuerpo de una persona, como en la endemoniada de Piacenza que estuvo poseída por diez demonios, y María Magdalena, de la que Jesús saco siete.


Decir igualmente, que una de las hipótesis que se podrían argumentar es que la persona genera todos los fenómenos paranormales de manera inconsciente (por psicorragia), debido al alto nivel de sugestión que en ella existe. (teoría racionalista).


Segunda y demás partes sobre el reportaje de la posesión demoniaca




Continuará...


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El caso de Anneliese Michel.

Anneliese Michel joven alemana nacida el 21 de septiembre de
1952, educada religiosamente desde que era muy pequeña. En 1968 en un momento dado empezó a temblar y se dio cuenta de que no tenía control sobre su propio cuerpo. No pudo llamar a sus padres, Josef y Anna, ni a ninguna de sus tres hermanas. Un neurólogo de la Clínica Psiquiátrica de Wurzburg, Alemania, le diagnosticó epilepsia, comenzando a recibir tratamiento por ello, sumiéndose en una profunda depresión en la que los psicotrópicos que se le suministran no contribuyen a su cura.
 
 
Anneliese comenzaba a visionar figuras diabólicas en torno suyo, mientras rezaba, que la atormentaban, comentando a los médicos que la trataban dicho extremo.
Anneliese empieza a afirmar que está poseída, visionando figuras diabólicas en torno suyo mientras reza. Las visiones no remiten, sino que empeoran. Tras su tercera crisis e ingreso se le receta su primer anticonvulsionante. Esta medicación no afecta a sus ataques, pero sí impone un efecto secundario: el cerebro pierde sodio, lo que promueve la abstinencia alimenticia. Tres años de padecimiento y ninguna mejora convencen a Anneliese de que las medicinas convencionales no le hacen efecto alguno.

 
Dado que los médicos no podían hacer nada más por ella, Anneliese y su familia comenzaron a perder la esperanza y la fe en la medicina, buscando consuelo en la Iglesia.
Así en 1973 sus padres solicitando que se practicara un exorcismo a su
hija, siendo ésta rechazada, ya que al parecer no cumplía con los requerimientos mínimos para ser aprobado por el obispo de la zona, en su lugar le recetan periciacina, que eleva el umbral de convulsiones en el sistema nervioso.

 
En 1974 Ernst Alt solicitó permiso para realizar un exorcismo al Obispo de Wurzburg. La solicitud fue rechazada y seguida de una recomendación de que Anneliese debía recibir un estilo de vida más religioso con el propósito de que encuentre la paz. Los ataques no disminuyeron y su conducta se volvió mucho más errática,  insultaba, golpeaba y mordía a los otros miembros de su familia, rehusaba a comer porque los demonios se lo prohibían,   dormía en el suelo de piedra, comía arañas, moscas y carbón, y había comenzado a beber su propia orina, gritaba por toda la casa mientras rompía objetos, crucifijos, destruía pinturas de Jesús y tiraba los rosarios, se automutilaba, se arrancaba la ropa y orinaba en el suelo.

 
Ya en 1975, el Obispo de Wurzburg, Josef Stangl, ordenó al Padre
Arnold Renz y Ernst Alt  exorcizar a Anneliese.
Entre septiembre de 1975 hasta julio de 1976 se le practicaron una o dos sesiones de exorcismo por semana, los ataques de Anneliese eran tan fuertes a veces que debía ser sostenida por tres hombres e incluso hubo que encadenarla.

 
Los demonios que se consiguieron expulsar del cuerpo de Anneliese fueron Lucifer, Judas Iscariote, Nerón, Caín, Hitler y Fleischmann, un cura del Siglo XVI, y algunas otras almas atormentadas que se manifestaban a través de ella.

 
Parecía que el exorcismo había funcionado y durante este tiempo, Anneliese regreso a una vida, hasta cierto punto, normal, llegando a continuar con sus estudios.
Poco después comenzó a sufrir de nuevo ataques, volviendo a los
exorcismos. Anneliese comenzó a rechazar la comida. Su cuerpo ya no aguantaba, y así sus rodillas se rompieron por las 600 flexiones que hacía obsesivamente durante cada sesión.
 
 
Así Anneliese moría el 01 de julio de 1976 (fecha que había profetizado ella misma como la de su muerte) víctima de una gran desnutrición, con neumonía, y mucha fiebre.
Ya en el juicio, una hermana declaró que Anneliese no quería ir a una institución mental porque la podrían sedar y obligarla a comer. Los exorcistas trataron de probar la presencia de demonios poniendo las grabaciones de los extraños diálogos, como uno en que dos demonios discutían cuál de ellos iba a dejar el cuerpo de Anneliese primero. Uno de los demonios se llamó a si mismo Hitler y hablaba con acento extranjero (Hitler nació en Austria) ninguno de los presentes durante el exorcismo tuvo la más pequeña duda de la autentica presencia de estos demonios.

 
Los psiquiatras, a quienes se les había ordenado testificar, hablaron de
la “Doctriniarire Induction”, ellos decían que los sacerdotes le habían dado a Anneliese el contenido de sus conductas psicóticas. Por lo tanto, según ellos, ella luego aceptó su conducta como una forma de posesión demoníaca, también declararon que el desarrollo sexual inestable de Anneliese junto a su diagnosticada epilepsia habían influenciado la psicosis.

 
Los padres de Anneliese al igual que los exorcistas fueron declarados culpables de asesinato por negligencia y por omisión de socorro. Fueron sentenciados a 6 meses de cárcel y libertad condicional. El veredicto incluía la opinión de la corte de que los acusados debieron ayudarla haciéndose cargo del tratamiento médico que la chica necesitaba, sin embargo, por usar practicas supersticiosas habían empeorado la ya grave condición de Anneliese.

 
Una comisión de la Conferencia Episcopal Alemana después declaro que Anneliese Michel realmente no estaba poseída, sin embargo, esto no impidió a los creyentes a continuar con la lucha de Anneliese, ya que muchos creían en su posesión que el cuerpo de Anneliese no encontró
paz incluso después de la muerte. Su cadáver fue exhumado once años y medio luego de ser enterrada, solo para confirmar si se había descompuesto y si había sido bajo las condiciones normales. En la actualidad su tumba permanece como un lugar de peregrinaje para rezar el Rosario por aquellos que creen que Anneliese Michel luchó valientemente contra el demonio.
 

Realmente Anneliese luchó contra todos esos demonios o simplemente se trató de un caso de negligencia por parte de sus cuidadores, en el que no se supo tratar a una enferma mental…
 
Documental de la televisión polaca donde hablan los verdaderos protagonistas sobre Anneliese Michel


 

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El caso de Robbie Mannheim o Roland Doe.


 
 
Casi todo el mundo piensa que la historia en la que se basó “El Exorcista” fue el de Robbie Mannheim es un joven de 13 años, que vivía en el 3210 de Bunker Hill Road en Mount Rainer, cuando en realidad es la de “Roland Doe” (pseudónimo) que vivió en Cottage City (Maryland).
Los rumores de que el “chico hechizado” había vivido realmente en el 3210 de Bunker Hill Road en Mount Rainier han estado rondando desde principios de los 80 y han sido propagados principalmente por los adolescentes del vecindario y por recién llegados a la zona, que han elevado el aura que rodea a este emplazamiento a proporciones de leyenda urbana.
 

 
Existe un diario titulado “Caso de estudio por curas jesuitas”, el diario comienza proveyendo información de fondo sobre “Roland Doe” (nacido el 1-6-35), hijo de “Sr. y Sra. Edwin Doe” (seudónimos obvios).
En ese diario se pueden observar las siguientes notas:

 
15 de enero de 1949—Un sonido de goteo fue oído en el dormitorio de su abuela por el chico y su abuela. Un cuadro de Cristo en la pared se sacudió y se oyeron ruidos de arañazos bajo las tablas del suelo. A partir de esa noche se oyeron ruidos de arañazos cada noche desde las 7 p.m. hasta medianoche. Esto continuó por diez días consecutivos. Tras tres días de silencio, el chico oyó “zapatos rechinando” durante la noche sobre su cama que continuaron por seis noches consecutivas. (Adviertan que el artículo y presumiblemente el diario no hace mención de qué miembros de la familia en realidad fueron testigos o estuvieron presentes cuando estos eventos acontecieron.)

 
26 de enero de 1949—“Tía Tillie,” que tenía un profundo interés en el espiritismo y había introducido a Roland al tablero ouija®, murió de esclerosis múltiple a la edad de 54. La Sra. Doe sospechaba que podría haber alguna conexión entre su muerte y los aparentemente extraños sucesos que continuaron teniendo lugar. En una ocasión durante las manifestaciones la Sra. Doe preguntó: “Si tú eres Tillie, golpea tres veces.” Oleadas de aire empezaron a golpear a la abuela, la Sra. Doe, y Roland y se oyeron tres golpes en el suelo. La Sra. Doe volvió a preguntar: “Si tú eres Tillie, dime que sí golpeando cuatro veces.” Se oyeron cuatro golpes, seguidos de zarpazos en el colchón de Roland. (En varias ocasiones durante todo este viacrucis la Sra. Doe intentó comunicarse verbalmente con tía Tillie, aparentemente alternando sus creencias de que los problemas con su hijo eran o bien obra del diablo o bien de su pariente difunta.)

 
17 de febrero de 1949—En esta noche un ministro luterano del lugar llamado reverendo Shultz  arregló que el chico pasara la noche en su vicaría. Roland llegó a las 9:20 p.m. Y estuvo hasta las 9:20 a.m. de la mañana siguiente. El reverendo supuestamente oyó ruidos de arañazos , y presenció lo siguiente: vibraciones de la cama; una silla en que Roland estaba sentado volcarse; y el movimiento de una pila de mantas sobre las que estaba sentado Roland.

 
26 de febrero de 1949—Empezando esta noche, arañazos y marcas
aparecieron sobre el cuerpo del chico (dermografías) por cuatro noches consecutivas. Tras la cuarta noche empezaron a aparecer palabras y parecían estar arañadas por garras. (El diario indica que en esta ocasión sólo la Sra. Doe estaba presente cuando las marcas aparecieron.) Erdmann menciona que el padre Albert Hughes de la iglesia católica de san Jaime en Mount Rainier fue consultado. Hughes sugirió a la familia que usara velas bendecidas, agua bendita, y oraciones especiales. (La fuente de Erdmann para esta información no se facilita.)
 
 
La Sra. Doe afirma que estaba usando las velas bendecidas cuando un peine voló a través de la habitación y las apagó. En diferentes momentos fruta voló por la habitación, una mesa de la cocina se volcó, leche y comida se alejaron de una mesa, un perchero con un abrigo volaron a través de la habitación, una biblia aterrizó a los pies de Roland, y una mecedora en la que estaba sentado Roland se puso a girar sobre sí misma. Roland fue expulsado del colegio porque su pupitre se desplazaba por el suelo del aula.
Se cita al diario diciendo que en una ocasión la Sra. Doe cogió una botella de agua bendita y la roció por toda la casa. Cuando colocó la botella en una estantería voló a través de la habitación pero no se rompió. Una noche ella sostenía una vela encendida junto a Roland y toda la cama, la Sra. Doe, y Roland empezaron a moverse atrás y adelante al unísono. Se hicieron intentos de bautizar a Roland Doe—se dice que respondió con rabia—y se menciona una estancia de tres días y medio en el Hospital Universitario de Georgetown. Los eventos continuaron cuando el chico fue llevado a Normandy, Missouri, durante la primera semana de Marzo de 1949. Se dice que varios parientes de Missouri fueron testigos de las marcas en la piel.

 
9 de marzo de 1949—El padre Raymond J. Bishop, S.J., de la Universidad de St. Louis fue mandado llamar (por primera vez) y presenció los arañazos en el cuerpo del chico y el movimiento del colchón.

 
11 de marzo de 1949—El padre Bowdern (descrito como el pastor de la iglesia de san Francisco Javier) entra en escena. Después de que Roland se retirase a las 11 p.m., el padre Bowdern leyó la novena a san Francisco Javier, bendijo al chico con una reliquia (un pedazo de hueso del antebrazo de san Francisco Javier), y colococó un crucifijo con reliquia incrustada bajo la almohada del chico. Los parientes se quedaron y el padre Bowdern y el padre Bishop se marcharon. Poco después, se oyó un fuerte ruido en la habitación de Roland y cinco parientes se precipitaron en el escenario. Supuestamente encontraron que una gran librería se había desplazado, un banco había sido volcado, y el crucifijo había sido movido al borde de la cama. Las sacudidas del colchón de Roland se detuvieron sólo después de que los parientes gritaran: “¡Tía Tillie, para!”

 
16 de marzo de 1949—El arzobispo Joseph E. Ritter dio permiso al padre Bowdern para comenzar el rito formal de exorcismo. Esa noche, acompañado por el padre Bishop y un estudioso jesuita (que más tarde se reveló que era Walter Halloran), el padre Bowdern empezó a recitar las oraciones rituales del exorcismo.
Durante todo marzo hasta abril, Roland fue confusamente trasladado de un lado a otro entre la casa de su tía en Normandy, Missouri, una casa parroquial cercana, y el Hospital de los Hermanos Alexianos en el sur de St. Louis. El rito era un proceso en curso. Las instrucciones del ritual ordenaban al exorcista a “pronounciar el exorcismo con voz imperativa y autoritaria”. El ritual romano de exorcismo cristiano reza: “Yo te expulso, a tí espíritu impuro, junto con la menor invasión del maligno enemigo y todos los fantasmas y legiones diabólicas. En el nombre de nuestro señor Jesucristo, vete y desaparece de esta criatura de Dios….”

 
Erdmann informa de marcas apareciendo en el cuerpo de Roland mientras estos procedimientos continuaban y de los habituales malos modos del chico: Arrebatos caracterizados por maldiciones desaforadas, vómitos, orinarse y el uso de frases en latín (xenoglosia). Erdmann también menciona que en una ocasión Roland puso su mano en un muelle de la cama, lo rompió, y se lo clavó a un cura en el brazo. (Dice que no está seguro de si este suceso tuvo lugar en su casa de Maryland o durante el ritual de exorcismo.) Otra vez durante una ronda de oraciones después de que Roland hubiera sido instruido en la fe católica y hubiera recibido su primera comunión, un retrato de seis pulgadas [Nota del T: unos quince centímetros] del diablo con las manos levantadas por encima de la cabeza, redes extendiéndose desde sus manos, y cuernos sobresaliendo de su cabeza apareció en color granate en la pantorrilla del chico. (No se hace constar quién realmente presenció esto.) Más tarde, Roland fue transportado de vuelta a Maryland para una visita de corta duración y en uno de los viajes de tren se volvió loco, golpeando al padre Bowdern en los testículos y gritando: “Esto es un cascanueces para tí, ¿no?”


18 de abril de 1949—Mientras el ritual nocturno continuaba, el padre Bowdern obligó a Roland a llevar una cadena con medallas y a sujetar un crucifijo en sus manos. La conducta de Roland cambió y calmadamente hacía preguntas sobre los significados de ciertas plegarias en latín. Bowdern continuó el ritual, exigiendo saber quién era el demonio y cuándo se marcharía. Roland respondió con un ataque de cólera y gritó que era uno de los ángeles caídos. Bowdern siguió recitando hasta las 11:00 p.m. cuando Roland le interrumpió. Con una nueva voz masculina Roland dijo: “¡Satán! ¡Satán! ¡Soy san Miguel! Te ordeno, Satán, y a los otros espíritus malignos que abandoneis este cuerpo, en el nombre de Dominus, ¡inmediatamente! ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Ahora!” Roland tuvo un último espasmo antes de caer quieto. “Se ha ido,” articuló Roland, contándole después a Bowdern que había tenido una visión de san Miguel sujetando una espada flamígera. Doce días después dejó Missouri y regresó a Maryland.

 
Reportaje de Cuarto Milenio sobre Robbie Mannheim
 





FUENTES SHOIKAN.BLOGSPOT.COM



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Caso de posesión documentado por psiquiatra

En medio de una difundida confusión y escepticismo en torno a
este tema, el propósito principal de este artículo es el documentar un caso actual y bien claro, de posesión demoníaca. Incluso aquellos que dudan de que tal fenómeno exista, pueden encontrar bastante convincente el siguiente ejemplo. Para los clérigos, o incluso para cada uno de los involucrados en la cura espiritual o psicológica de otros, es igualmente fundamental reconocer las numerosas y más comunes "falsificaciones" (p.e. falsas asignaciones) tanto de influencias como de ataques demoníacos.



La necesidad de prudencia y precisión es especialmente importante en un tiempo en que laicos sin instrucción o, peor aún, el ministerio público, pueden engañar o incluso explotar a los fieles en este aspecto. Basta con aprender la televisión para contemplar los evidentes abusos -- por ejemplo, televangelistas acosando con pedidos de donativos a su audiencia mientras dirigen ceremonias ridículas, ante grandes y en exceso crédulos auditorios. Es necesario hacer claras precisiones desde hace mucho conocidas por los teólogos tradicionales, pero con frecuencia ignoradas actualmente.



La posesión es sólo una y no el tipo más común de ataque demoníaco. Se trata de algo muy raro, no tan frecuente como
muchos imaginan. La denominada "opresión" o "infestación", es menos rara, -- aunque poco frecuentes ambas -- y a veces más difícil de distinguir correctamente. A nuestros propósitos aquí, un individuo verdaderamente "poseso" muestra un ataque tan masivo e inequívoco que lo usaremos como ejemplo paradigmático del genuino ataque demoníaco. Este caso será contrastado no con los numerosos grados menores de ataques demoníacos, sino más bien con los variados tipos de intervenciones demoníacas aparentes -- a veces los estados psicóticos -- que resultan tener una explicación puramente natural. Estos estados suelen ser más comúnmente conocidos como tales por los facultativos religiosos. Esta necesidad es especialmente grande entre los numerosos laicos que trabajan en ministerios de rescate, un fenómeno mundial en rápido crecimiento.


Así comenzaba el artículo publicado por Richard E. Gallagher en New Oxford Review, titulado “Entre tantas falsificaciones un caso de posesión demoniaca”.
El Dr. Richard E. Gallagher es un médico especializado en psiquiatría que ejerce en Nueva York, y profesor asociado de clínica psiquiátrica en New York Medical College. También tiene actuación en el Instituto Psicoanalítico de la Universidad de Columbia y en un seminario de la iglesia católica. Es graduado Phi Beta Kappa de la Universidad de Princeton, magna cum laude en estudios clásicos y formado en psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. Es el último psiquiatra norteamericano que ha sido un delegado regular a la Asociación Internacional de Exorcistas y ha dirigido en sus sesiones plenarias.


En su artículo, Gallagher explica que los estados de trance que
padecía Julia (pseudónimo para proteger la identidad de la mujer) estaban acompañados de fenómenos desconocidos entre los pacientes psicóticos. Ante el cuerpo de médicos y sacerdotes que la estaban tratando, la mujer emitía voces que indicaban: "Déjala Ella es nuestra, estúpido", y manifestaba un gran desprecio por todo lo relacionado con la religión "A veces los objetos que había a su alrededor volaban sobre los muebles (telequinesia).  La mujer parecía conocer detalles privados de la vida de los médicos (retrocognición). Y supo de antemano que dos gatos se atacarían con gran violencia, hecho que al poco tiempo ocurrió (precognición).



La mujer solicitó ser sometida a un exorcismo , en el que en la habitación hacía un calor intenso e inexplicable, igualmente de la boca de Julia salían voces desconocidas que pronunciaban ofensas, mostraba una enorme fuerza física y durante 30 minutos levitó 15 centímetros por encima de la cama. A medida que levitaba los objetos de la habitación comenzaron espontáneamente a volar de las estanterías estrellándose contra la pared. También se dio el fenómeno de xenoglosia, ya que la mujer comenzó a hablar en lenguas desconocidas para ella.



Al escribir su ensayo el especialista se propuso "documentar un claro caso contemporáneo de posesión demoniaca". En sus palabras "incluso aquellos que duden sobre la existencia real
de fenómenos de esto tipo podrían hallarlo bastante persuasivo".  El investigador considera que "es posible reconocer los casos infrecuentes, pero legítimos, de la actividad diabólica. Contrariamente a lo que por siglos han opinado las instancias ajenas a la Iglesia, una perspectiva médica objetiva puede concluir que los asaltos del demonio, como los genuinos milagros, son raros pero presentan hechos científicos reales, verificables por todos aquellos que no tengan miedo de confrontar la verdad".


 
Es la primera vez que un académico de prestigio defiende la posibilidad real de las posesiones satánicas, y uno sólo puede pensar que debe de ocurrir en estos casos para que un prestigioso y escéptico psiquiatra cambie de manera de pensar, y haga un caso como este público, aun a riesgo de perder todo su prestigio (que en este caso es mucho). Lo que nos indica que la experiencia debió ser,  para el conjunto de médicos que la trataron, a la vez que desconcertante,  aterradora.


FUENTES xsoviet.over-blog.net/ y newoxfordreview.org



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Marta: Un caso español

PUBLICADO POR JOSÉ MANUEL VIDAL EL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2002 EN EL MUNDO BAJO EL TÍTULO EL EXORCISMO QUE YO VIVÍ EN MADRID..


-«Hic est dies» (éste es el día), dice el exorcista con el crucifijo en la mano.

-No, responde una voz ronca de hombre que sale de la garganta de la posesa, una preciosa chica de 20 años.

-«Exi nunc, Zabulon», (sal ahora, Zabulón), repite el sacerdote.

-No.

-¿Por qué no quieres salir?

-Para servir de testimonio.

-¿De testimonio de qué?

-De que Satanás existe.



Se corta la tensión en el ambiente penumbroso de la
capilla.Satán luchando contra Dios. Una batalla a la que asisto atónito y en primera fila por primera vez en mi vida. «Esta debe de ser la razón por la que me invitó a presenciar el exorcismo. El diablo quiere publicidad», pienso en medio del shock. Mi mente gira a toda velocidad. Estamos en el clímax de un ritual que, hasta ahora, no encajaba en mis esquemas. Y eso que en el seminario los curas siguieron alimentando mi miedo infantil al Maligno, siempre dispuesto a tomar posesión de un alma. Después del Concilio Vaticano II, el dogma de la existencia del diablo pasó a ser una «parte vergonzosa de la doctrina» y, como tantos otros católicos, también yo prescindí de ella.



El exorcista, José Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema, está exhausto. Y eso que sólo tiene 33 años. Pero lleva ya más de una hora luchando, crucifijo en ristre, contra Satanás. Marta (nombre ficticio de la posesa), en cambio, se encuentra tan fresca como al principio y no deja de rugir, bufar, revolverse y agitar su cuerpo como un resorte. Con una fuerza inusitada para una chica de 20 años, más bien menudita y de rasgos dulces. Son las 12,30 de la mañana de un día cualquiera y llevo hora y media presenciando un exorcismo.



Un par de días antes, recibí en mi móvil una llamada especial. Especial no por ser de un cura (recibo muchas), sino por ser de un exorcista católico (hay un par de ellos en España) que suelen
mantenerse muy alejados de los periodistas.Quiere invitarme a presenciar un exorcismo. Me quedé de piedra.Asistir a un exorcismo oficiado por un sacerdote autorizado por el Vaticano es un auténtico caramelo para alguien especializado en información religiosa. Hasta ese momento y a pesar de llevar más de 20 años en la profesión, lo único que había conseguido fue entrevistar al exorcista oficial de Roma, el padre Gabriel Amorth. Ya entonces, al dedicarme su libro había escrito: «A José Manuel, con mi gratitud y con la advertencia de no tener jamás miedo del diablo».



Confieso que por miedo decidí devolverle la llamada al padre Fortea y pedirle que dejase venir conmigo a un compañero de la agencia EFE, también especialista en información religiosa. Aceptó.Nerviosos, el día señalado nos desplazamos en coche hasta la diócesis de Alcalá. Era un día radiante. Llegamos a la parroquia con mucha antelación. Cuestión de prepararse psicológicamente.Por el camino, bromitas y nervios. El exorcista nos había citado en su parroquia, una iglesia moderna, de ladrillo rojo, situada entre pinos. El interior, sencillo y limpio. Con un retablo y una gran cruz en medio. En un lateral, la pila del agua bendita con una inscripción: «El agua bendita aleja la tentación del demonio».



A las 10,30, el exorcista sale del templo y viene a nuestro encuentro.Es alto y delgado. Lleva gafas y una barbita bien recortada.Su aspecto impone. Quizá, por relacionarlo con su profesión de echador de demonios. Embutido en una sotana de un negro inmaculado, su tez blanquecina y su frente despoblada todavía resaltan más.Nos invita a dar un paseo para ponernos en antecedentes del caso.



SIETE DEMONIOS

«No soy ningún showman ni quiero publicidad. Si estáis aquí es
porque os necesito para liberar a la chica. Tendréis que ser muy prudentes. No podréis dar pista alguna que permita la identificación ni de la muchacha ni de su madre. Preferiría que tampoco me nombraseis a mí, pero acepto ese sacrificio en aras de una mayor credibilidad.Pero sólo Dios sabe lo que me cuesta y los problemas que me puede acarrear. Y no tengáis miedo. A vosotros no os pasará nada».Insiste en la seriedad del tema. Asegura que en el Antiguo Testamento aparece 18 veces la palabra Satán. Y en el Nuevo Testamento, 35 veces la palabra diablo y 21 la palabra demonio. El propio Jesús hizo muchos exorcismos o lo que los Evangelios llaman «expulsar demonios». Fortea recuerda también que Juan Pablo II ha realizado al menos tres exorcismos reconocidos y advierte que la creencia en el diablo constituye uno de los pocos rasgos comunes a la práctica totalidad de las religiones. «Es el punto ecuménico por excelencia». Aprovecha para hacer un pequeño repaso por las distintas religiones y épocas históricas y las diversas teorías.Sigo mostrándome incrédulo. Me da la sensación de que trata de condicionarnos buscando justificaciones en la Historia.



Para hacerlo aterrizar en lo concreto, le preguntamos detalles del caso. Nos cuenta que se trata de un chica poseída por siete demonios. Que ya expulsó a seis, pero que el último se resiste.«Se llama Zabulón, es un diablo casi mudo pero muy inteligente.Su nombre ya sale en la Biblia. Siempre queda el jefe para el final. Llevo ya 16 sesiones y todavía no he conseguido expulsarlo, cuando en los casos más normales, basta con dos o tres». No quiere dar más detalles de la endemoniada. Sólo dice que vendrá acompañada por su madre, «que es una santa», y que la posesión se debió a un hechizo que le hizo una compañera de instituto, a los 16 años. «En una de las primeras sesiones le pregunté cómo había entrado y me respondió un nombre que yo no conocía. Su madre me dijo que era una compañera de clase, que había invocado a Satán para hacer un hechizo de muerte contra ella. Y de hecho, primero estuvo gravísima y a punto de morir. Una vez que sanó, comenzaron los fenómenos raros».



Desde entonces, su madre empieza a detectar cosas raras en su hija: muebles que se mueven, objetos que se rompen y, sobre todo, una inquina especial hacia los objetos religiosos, cuando era de misa dominical. Hasta que un día, de noche, oye ruidos extraños, se levanta y, cuando abre la puerta de la habitación de su hija, la ve sobre la cama, levitando.



Como no quiere perder a su única hija, comienza a buscar remedios.Habla con el párroco, que la remite a dos famosos psiquiatras.Pero ambos diagnostican que la chica es
absolutamente normal.Ninguna explicación científica para los constantes dolores de cabeza que torturan a su hija. Y entonces, María (nombre ficticio de la madre), a sus 60 años, se lanza a la búsqueda de un exorcista.Recorre casi todas las diócesis españolas. Ningún obispo quiere saber nada de su caso. Está ya dispuesta a trasladarse con ella a Italia a ver al padre Amorth, cuando le hablan de un exorcista español que acaba de salir en la tele porque ha publicado un libro, Demoniacum, sobre los exorcismos.



En ese instante vemos llegar un taxi. «Son ellas», dice Fortea.María, la madre, es pequeña, delgada. Su mirada es todo dolor: «Creo en Dios y sé que, tarde o temprano, liberará a mi hija de las garras de Zabulón. Llevo cinco años de calvario. No lo sabe nadie de mi familia. Ni mis hermanos», confiesa. María es viuda y, cada vez que se desplaza desde su casa a la cita con el exorcista (prácticamente, una sesión por semana), tiene que inventarse alguna excusa. «No lo entenderían y no quiero que mi hija quede marcada para siempre».



EL RITUAL

A su lado, Marta sonríe tímidamente. Pequeña, de grandes ojos negros, un poco tristes, tiene la cara picada de una mala
adolescencia.Pelo negro, recogido en una coleta. Los labios gruesos y sin pintar, aunque contraídos en una mueca casi de dolor. Lleva unos vaqueros, un niqui azul cielo de manga corta y cuello alto y unos zapatos negros. Es guapa. Sus ojos llaman la atención, pero más que timidez desprenden miedo, mucho miedo. Me parece una chica de lo más normal que, nos cuenta, estudia Matemáticas en la Universidad. «Es imposible que esté poseída», pienso para mis adentros.



El padre Fortea abre la capilla, en los bajos de su parroquia donde dice misa a diario, y vuelve a cerrar con llave por dentro.Es pequeña, acogedora. Dentro, penumbra y silencio absoluto.Fuera, un sol radiante. El exorcista pide ayuda para transportar una colchoneta forrada de plástico verde, grande y pesada, para colocarla al pie del altar. La capilla, rectangular, tendrá unos 25 metros cuadrados. Sin ventanas. En el centro, un altar enorme.Encima un mantel blanco y seis velas encendidas, amén de una gran Cruz de Trinidad, apenas iluminada por la luz mortecina de un halógeno. Al fondo, la imagen de un Pantocrátor iluminado y el Santísimo. En un lateral, una imagen de la Virgen con el Niño en brazos.



Nada más entrar en la capilla, madre e hija se preparan para el rito. Marta se pone unos calcetines blancos, mientras su madre saca del bolso un rosario, un crucifijo de unos 15 centímetros y una postal de la Virgen de Fátima, y los coloca al lado de la colchoneta. Trato de registrar el más mínimo detalle en mi mente. Sigo pensando que asisto a un montaje. Marta se recuesta en la colchoneta boca arriba, mirando a la cruz. María se arrodilla a su lado, una postura que no abandonará durante las siguientes dos horas y media. El padre Fortea reza un rato de rodillas, se quita la sotana, bebe agua y se sitúa sobre el extremo de la colchoneta más alejado del altar.



Presiento que el rito va a comenzar. Me siento, expectante, en el banco. El exorcista extiende su mano derecha y la impone sobre el rostro de la joven, sin tocarla. Luego, cierra los ojos,
agacha la cabeza y susurra varias veces una plegaria ininteligible.Un alarido desgarrador, el primero, rompe el silencio de la capilla, penetra en mi alma y me pone la carne de gallina. No es humano.Es un chillido sobrecogedor y profundo el que sale de la garganta de Marta. Pero no puede ser ella. No es su tono de voz. Es ronco y masculino. El padre Fortea sigue rezando y los rugidos se suceden.Poco a poco, el cuerpo de la joven se estremece vivamente. Su cabeza se mueve de un lado a otro con lentitud al principio, con inusitada rapidez después.



«SAL, ZABULÓN»

Ante la salmodia del exorcista, la joven gime y se retuerce sin parar. Al instante, el gemido se convierte en rugido desgarrador, altísimo, furioso. El exorcista acaba de colocar el crucifijo sobre su vientre y entre sus pechos, mientras la rocía con agua bendita. Patalea con tanta furia que el crucifijo se cae y la madre lo recoge una y otra vez y se lo vuelve a colocar de nuevo, mientras le acerca el rosario que Marta arroja a lo lejos, con furia. Parece tranquilizarse un poco pero, inmediatamente, vuelve a rugir. No hay un momento de respiro. El padre Fortea acaba de invocar a san Jorge y, al oírlo, la joven grita, bufa, pone los ojos totalmente en blanco, arquea el cuerpo y se levanta toda entera un palmo de la colchoneta. No doy crédito.



-Besa el crucifijo, dice el exorcista.

-No.

-Jesús es Rey.

-Assididididaj.

-Secuaz de Satanás, estás en tinieblas.

-Assididididaj

-Estás haciendo mucho bien. Por tu culpa, mucha gente va a creer en Dios.

-No.

-Sal, Zabulón, te lo ordeno en nombre de Cristo. Te espera la condenación eterna. No hay salvación para ti.



Mientras el padre Fortea sigue conminando a Zabulón, las
manos de la joven se han ido transformando. Son como garras. El exorcista arrecia sus plegarias y sus exhortaciones: «Hoy es el día. Sal, Zabulón. Sal de esta criatura en nombre de Dios». La joven se desata en temblores. Los gritos se elevan hasta el espanto. Y con voz ronca dice: «Asesinos». Es entonces cuando el padre Fortea le pregunta por qué no sale y Zabulón le contesta: «Para que la gente crea en Satanás».



Agotado, tras hora y media de lucha, el exorcista se levanta y sale de la capilla. Esto no puede ser una impostura ni un montaje.Hay que tener muchas agallas para dedicarse a esto. Y menos mal que los casos de posesión, según cuenta después el padre Fortea, son muy pocos. Él lleva cinco años ejerciendo y sólo ha tenido cuatro en España. Pero, mientras preparaba su tesis, asistió a otros 13 exorcismos. Se nota que tiene práctica: manda, templa, insiste y, con voz suave pero enérgica, tortura al diablo sin piedad. Con lo que más le duele. Siempre en nombre de Dios. No parece tener miedo alguno. Y eso que ya sabe lo que es ser atacado por Satanás. Una vez, en un exorcismo, dice que el diablo le hizo sentir la misma sensación y el mismo dolor que el que lleva un puñal clavado en el brazo.



Fortea sale de la capilla y mi corazón se acelera, pensando qué puede ocurrir ahora sin la presencia tranquilizadora del exorcista.Pero no pasa nada. O sí. María, la madre, coge las riendas del rito y comienza a repetir las mismas o parecidas frases del exorcista.Con calma, pero con decisión, parece no dirigirse a su hija, sino al Maligno que la posee:



-En nombre de Cristo te ordeno que salir.

-No.

-Abre los ojos y mira a la Virgen, le increpa mientras pone a su vista una postal de la Virgen de Fátima. Pero, por toda respuesta, obtiene un bufido. Entonces coge el crucifijo.

-Es tu Creador, ¿lo ves?

-Sí, dice la voz de ultratumba acompañada de rugidos y bufidos constantes.

-Míralo, Zabulón, no te resistas. Sabes que es tu día y tu hora.Ha llegado tu día y tu hora.

-Noooo...

-¿Por qué te resistes?

-Estoy harto. Ya te lo dije muchas veces.

-Di a esos señores por qué no te vas.

-Uhhhh.

-Díselo claramente.

-No quiero.

-Díselo en nombre de Cristo

-Para que crean en Satanás.

-San Jorge, ven. san Jorge, ven. Ven, san Jorge. Sal de ella san Jorge.

La posesa se detiene un segundo, sonríe y dice, con sorna:

-Sal, san Jorge...



Coge al vuelo el error de la improvisada exorcista y lo mismo hará, un rato después, con una pequeña equivocación del padre
Fortea. Pero María no se da por vencida. Es una auténtica Dolorosa al pie de la cruz de su hija poseída. Me da tanta pena que también yo me arrodillo y, entre lágrimas, suplico a Dios (por lo bajo, no me atrevo a intervenir más directamente) que, por lo que más quiera, libere a Marta. Mi compañero hace lo mismo. Hacía tiempo que no rezaba con tanto fervor.



Entonces entra de nuevo el exorcista, coge una cajita con hostias consagradas del sagrario y se coloca delante de la joven:

-Mira al Rey de Reyes y arrodíllate ante Él.

-No.

-Siervo desobediente y rebelde, arrodíllate, repite el padre Fortea, mientras exhibe la hostia consagrada.

-Asesino, déjame.

-San Jorge, haz que se arrodille.



Y como un resorte, ante la mención de san Jorge, la posesa se arrodilla y el padre Fortea le hace abrir la boca para que reciba la sagrada comunión. Y continúa torturando al diablo que anida en Marta. Tras darle la comunión, coge una Biblia y recita el Apocalipsis: «Entonces el diablo fue arrojado a la lengua de fuego y azufre... allí será atormentado día y noche por lo siglos de los siglos». Y hace repetir al diablo frase por frase.

-Repite: Cuánto más me hubiera valido seguir a la luz.

-Cuánto-más-me-hubiera-valido-seguir-a-la-luz, repite a regañadientes y arrastrando cada palabra.



Y así durante un buen rato. El exorcista parece un maestro que enseña a un niño rebelde, que repite a la fuerza, entre bufidos y alaridos, frases como éstas: «Señor, tú eres Rey. Yo soy tu criatura. Nada escapa a tu poder. Eres el Alfa y Omega...»

-Ya no más. Me estoy cansando, gruñe.



Pero el padre Fortea arrecia en su acoso, coge un banquito y se sienta ante la posesa con un crucifijo en la mano. «Hic est dies», repite con fuerza. Por un momento, creo que lo va a conseguir.



-Cuanto más tardes en salir, más gente creerá en Dios. Eres un
predicador de Dios. Acércate, siéntate y besa a Cristo crucificado.Dale un beso de respeto y homenaje.

Como zombi, Marta se sienta y se acerca a la cruz. Tiene los ojos en blanco y echa espumarajos por la boca, pero besa el crucifijo.Entonces Fortea la coge suavemente por un brazo, le hace levantar y la obliga a recorrer la capilla y besar a la Virgen y al Sagrario.

-Aquí está Dios. Repite siete veces: Iesus, lux mundi. La posesa repite, pero al terminar le lanza una mirada como de fuego y le dice:

-Asesino, déjame, no puedo más. Pero el exorcista continúa un buen rato.

Ha pasado otra hora. Fortea se toma un respiro. «Ahora usted», le dice a la madre. Y sale de la capilla. Y María se inclina sobre su hija y comienza a increpar a Zabulón:

-Tienes que dejar esta criatura. Por la sangre de Cristo, déjala ya. Sus ángeles están con ella. Vienen los tres arcángeles. La Virgen te va a aplastar la cabeza...



Zabulón sigue bufando y retorciéndose, pero no parece que esté dispuesto a irse. Al rato entra de nuevo el padre Fortea:

-¿No temes la sentencia de Dios?

-Sé cual es, grita desgarrada.



SOLOS CON LA ENDEMONIADA

El padre Fortea mira a la madre: «No se va a ir. Dejémoslo por hoy». Se levanta y se va. Los gritos se detienen en seco. Noto cierta decepción en el rostro de María. Me da la sensación de
que esperaba que fuese hoy. Ha pasado casi tres horas de rodillas, pero en su cara no hay signos de cansancio, sólo de cierta desilusión.Recoge con paciencia la estampa de la Virgen y el crucifijo y sale de la capilla. Mi compañero y yo nos quedamos solos con la endemoniada. Unos segundos que se hacen eternos. Nos hemos quedado pegados al banco, sin respiración. De pronto, se vuelve hacia nosotros, abre los ojos (que ha mantenido en blanco durante tres horas) y nos lanza una mirada que no olvidaré mientras viva.Sus ojos son de otro mundo. Nunca vi algo así en mi vida. Al instante, la mirada vuelve a ser la de Marta, que nos sonríe, se levanta con tranquilidad, se sienta en el banco y se quita los calcetines blancos que dobla con sumo cuidado. Noto que apenas suda, a pesar de las tres horas de ejercicio continuo. Se pone los pendientes y nos vuelve a sonreír.



-¿Cómo éstas?

-Cansada

-¿Sabes lo que ha ocurrido?

-No, no recuerdo. Y mientras nos habla, coge la estampa y el crucifijo, a los que hace un rato tanto odiaba, y los besa con cariño.

-¿Te duele la garganta?

-No.

Y su voz es tan suave como cuando llegó. Nadie diría que por esa misma garganta salieron aullidos durante tres horas.

-¿Sabes por qué estás aquí?

-Sí, eso lo sé. Sé que tengo...



No termina la frase. Respetamos su silencio. Salimos y nos sentamos en un salón contiguo los cinco. Marta está tranquila. Vuelve a ser la chiquilla tímida de antes. «Todas las noches», nos cuenta María, «antes de acostarme cojo el crucifijo, del que nunca me separo, y bendigo mi habitación: «En nombre de Dios, malos espíritus salid de esta habitación. Y ella, antes de acostarse, siempre me pregunta: "¿Mamá, has bendecido la habitación?"» Pero aún así pasa miedo. Como cuando las manos de su hija se convirtieron en garras al tocar la cruz o cuando la persigue con los dedos abiertos, en forma de cuernos, para clavárselos en los ojos.«Siempre amenazas que, afortunadamente, nunca cumple».



Y antes de despedirse, repite una súplica: «Que se conciencien
la gente y los obispos. Que haya muchos más exorcistas». Abraza a su hija, se suben las dos al coche del padre Fortea y se van.Marta se vuelve y nos mira. Sus ojos son el grito de angustia del esclavo encadenado. El padre Fortea queda en llamarme cuando se produzca la liberación definitiva.

Rezo por Marta y por su madre. Lo que vi no es un montaje.

 

CIENCIA VERSUS MITOLOGÍA por PABLO JÁUREGUI
El corresponsal científico de EL MUNDO pone en duda experiencias como los exorcismos
El papel de la ciencia es buscar la verdad evitando cualquier prejuicio que pueda desvirtuar un análisis objetivo de los hechos.No es de extrañar, por tanto, que a lo largo de toda su historia, y por supuesto también hoy, a principios del siglo XXI, la ciencia haya chocado frontalmente con la religión. Desde un punto de vista científico, todas las religiones son sistemas de pensamiento mitológico que se dedican a proclamar sus diferentes verdades como dogmas de fe sagrados, sin aportar pruebas que avalen sus creencias, ni respetar procedimientos de investigación que demuestren la validez de sus planteamientos. Como dijo el sociólogo alemán Norbert Elias, la ciencia es ante todo una destructora de mitos.Y desde esta perspectiva, su deber es siempre descubrir lo que realmente se esconde detrás de experiencias supuestamente sobrenaturales.Un buen ejemplo de esta tarea científica ha sido el estudio que acaba de publicar la revista Nature esta misma semana, en el que se ha descubierto un mecanismo cerebral que explica el fenómeno de los viajes astrales (supuestas experiencias místicas en las que el alma de una persona abandona su propio cuerpo y levita en el aire). Según han comprobado el neurólogo Olof Blanke y sus colaboradores del Hospital Universitario de Ginebra al estudiar el caso de una mujer epiléptica, este fenómeno se debe a una excitación anormal del girus angular, una región cerebral que se ocupa de relacionar lo que ven nuestros ojos con la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos. Al explorar el cerebro de su paciente con unos electrodos, los investigadores comprobaron que al activar una descarga eléctrica sobre el girus angular, la mujer tuvo la sensación de que estaba flotando fuera de su cuerpo. La evidencia de este trabajo ha desmontado uno de los grandes mitos de la parapsicología. Y desde esta misma óptica, ante el relato de un supuesto exorcismo, cualquier hombre o mujer de ciencia sólo puede mostrar un escepticismo absoluto, y proponer que las personas que aseguran haber pasado por una experiencia de este tipo sin duda estaban padeciendo algún tipo de trastorno cerebral como el que se acaba de descubrir.
 
ASÍ ES ZABULÓN
«No habla demasiado, pero es muy inteligente». Así describe el padre Fortea a Zabulón, el enemigo contra el que viene luchando desde hace siete meses. Al principio, el padre Fortea pensó simplemente que así se llamaba el décimo hijo de Jacob y Lía, su mujer. Después, investigando un poco más, cayó en la cuenta de que se las estaba viendo con uno de los demonios más poderosos del infierno.

Ha aparecido sólo tres veces en la Historia. La primera, en Ludón (Francia), en el siglo XVI. Casi todas las monjas de un convento quedaron poseídas por multitud de diablos, que las atormentaban sin pausa. El jefe era Zabulón. La segunda fue en los años 50, en un caso de exorcismo realizado por el padre Cándido, el exorcista italiano maestro del padre Amorth. Y ahora, ha vuelto a aparecer.








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Exorcistas

Padre Gabriel Amorth

Gabriel Amorth es sacerdote de la iglesia católica y exorcista oficial nombrado por el Vaticano.


Amorth nace el 1 de mayo de 1925 en Módena (Italia), es ordenado sacerdote católico en 1954 y se convierte en exorcista oficial en junio de 1986, bajo la dirección de Candido Amantini.
 Es miembro de la Sociedad de San Pablo, la congregación fundada por Santiago Alberione en 1914.

 

En 1986 hizo su primer exorcismo bajo la tutela del padre Candido Amantini.
 Gabriele Amorth fundó la Asociación Internacional de Exorcistas en 1990 y fue presidente hasta su retiro a los 75 años de edad, en el año 2000. Actualmente ha sido declarado presidente honorario de por vida de la asociación.

 
El London Sunday Telegraph ha divulgado que la película preferida de Amorth es El Exorcista, la cual trata del exorcismo de un demonio en una muchacha joven, historia basada en un exorcismo real realizado en los años 50 en St. Louis, Missouri. Al respecto, Amorth piensa que la gente debería verla, para que "miren lo que nosotros hacemos" y ha

La película preferida de Amorth: El exorcista

mencionado: "Por supuesto, los efectos son exagerados, pero es un buen filme, y exacto substancialmente, basado en una notable novela que refleja una historia verdadera."

También señaló a la agencia televisiva News Mediaset, según recogen medios italianos, que “no existe duda alguna” de que los ataques de la prensa internacional al Pontífice “han sido sugeridos” por el demonio, “ya que tratándose de un Papa maravilloso, digno sucesor de Juan Pablo II, intenta tomarla con él”.

 

Agregó que el demonio “utiliza” a los curas para atacar a la Iglesia, pues “la tiene tomada a muerte con ella, al ser la madre de los santos”.

 

El exorcista dijo recientemente que el diablo está dentro del Vaticano y, aunque es difícil encontrar pruebas, hay cardenales que no creen en Cristo y obispos relacionados con el demonio.

 

Juan Pablo II

Amorth aseguró hace años que Juan Pablo II realizó en 2001 en la plaza de San Pedro del Vaticano un exorcismo para sacar el diablo a una muchacha endemoniada que participaba en una audiencia general.





Entrevista a Gabriel Amorth en Cuarto Milenio



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Monseñor Corrado Balducci

 Corrado Balducci nació en Milán el 11 de mayo de 1923, teólogo, filósofo, jurista y estudioso de otras disciplinas como la psiquiatría y la parapsicología, se graduó en 1954 en la Academia Pontificia Eclesiástica.


Exorcista oficial del Vaticano para la archidiócesis de Roma, y uno de los autores del ritual exorcista publicado por el Vaticano en 1999, reemplazando con ello a la edición de 1614, Balducci fue miembro de la Congregación para la Evangelización y la Sociedad para la Propagación de la Fe. 


Según decía al demonio  le gusta manifestarse a través de la música rock, un estilo nada recomendable que, a su juicio, "incluye mensajes subliminales satánicos, que empujan al mal y al suicidio.


Autor de cuatro libros,  Los Endemoniados Hoy (1959), La Posesión Diabólica (1974), El Diablo (1988) y Adoradores del Diablo y
Rock Satánico (1991), Balducci exponía según la casuística que el fenómeno de la posesión, si bien existía, se trataba de algo fuera de lo habitual, ya que de miles de casos registrados por él, únicamente la daba validez aproximadamente a una veintena de ellos.


 

Igualmente, Monseñor Corrado Balducci ocupó el puesto de Director de la Oficina de Cultura y Evangelización del Vaticano, y Jefe de Relaciones Públicas de la Santa Sede, y representó diplomáticamente a Su Santidad en
Israel, Uganda y Estados Unidos.
 

Así en la presentación de uno de sus libros, concretamente en Los endemoniados hoy,  Emilio Servadio,  en la exposición del mismo,  expone el poder que ha ganado el demonio sobre las almas y los cuerpos a causa del pecado, el recrudecimiento de las sectas de corte satánico y la indefensión en que han quedado los fieles católicos cuando gran parte del clero abandonó el ritual, los sacramentales y particularmente el sacramento de la Penitencia. No se recomienda la oración ni la penitencia ni se predica con el ejemplo.
Tampoco se aplican ya los exorcismos prescriptos por la liturgia tradicional en los bautismos según el sacramental reformado. No se bendicen los hogares, no se entroniza el Sagrado Corazón y muchas veces los propios feligreses de la Iglesia asisten a sesiones de espiritismo, umbanda, tarot, adivinación etc.
De modo que la presencia del demonio hoy en día no es algo inusual. Como tampoco lo son las patologías psiquiátricas vinculadas a la vida de pecado, a los vicios nefandos, el aborto y las supersticiones. Satán se ha enseñoreado de la sociedad. Sin embargo, toda prudencia es poca a la hora de discernir cuánto pertenece al orden natural y cuanto al preternatural en los casos de presunta influencia satánica (infestación, obsesión, diversas formas de posesión...). Siendo la formación del clero joven y de mediana edad casi nula en esta materia, pocos elementos de juicio tienen para asistir a sus fieles
  

También fue un defensor a ultranza, dentro de la Iglesia, de la existencia de la vida extraterrestre, y es que como él decía "Dado que el poder de Dios es ilimitado, no solo es probable sino posible (factible) que existan planetas habitados". "Es probable que existan otros seres, lo que no sería extraño, entre la naturaleza humana y la angelical (preternatural), de las cuales tenemos certeza teológica, aunque hay una discrepancia muy grande al respecto. Y aparte del hombre, cuyo espíritu está subordinado a la materia, y los ángeles que sólo son espíritu, es probable que existan seres que tengan espíritu además de cuerpo y materia, de modo similar a nosotros. Es posible que exista aquello que denominamos OVNIs, así como pueden existir las personas que aparecen junto a estas naves, las cuales no sólo tendrían ciencia sino además una habilidad natural superior a la nuestra".



Finalmente Corrado Balducci falleció a la edad de 85 años en Roma en 2008.


Paloma Gómez Borrero nos habla de Corrado Balducci en Cuarto Milenio




NOTA DE GUVAIP: AUNQUE LA ENTREVISTA REALIZADA POR CUARTO MILENIO NOS PARECE CORRECTA, LA PERSONA QUE HA EDITADO Y COLGADO EL VÍDEO EN YOUTUBE HA HECHO UNA SERIE DE COMENTARIOS EN EL MISMO QUE NO TIENEN NADA QUE VER CON EL PROGRAMA.




Corrado Balducci habla sobre los OVNIS




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Continuará...

ENCUESTA DE OCTUBRE
 


¿Cúal es la causa de la telecinesis expontánea recurrente? (Poltergeist)
El origen habría que buscarlo en una consciencia trascendente que se encuentra en otro plano ontológico 50%
La causa se encuentra en el inconsciente del ser humano 50%
La causa, totalmente desconocida, utilizaría al ser humano como catalizador del fenómeno 0%
2 Votos totales


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PUBLICADO EL NÚMERO 4 DE NUESTRA REVISTA DIMENSIÓN PARALELA 

NUEVO AUDIO, INTERVENCIÓN DE GUVAIP EN EL PROGRAMA DE MISTERIOS ESCONDIDOS, DISPONIBLE EN EL FORO
 

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